De la Fluoxetina, Sertralina, a la Venlafaxina

23 de abril, 2017
Hoy comienzo a tomar medicamentos para esta pena que me consume por dentro. Deseo con toda mi alma que funcionen. He tomado esta decisión porque ya no puedo sola, y he comprendido que los medicamentos son una ayuda para mi cerebro que no produce lo necesario para poder sentirme feliz.

24 de abril, 2017
Solo siento un leve dolor de estómago, y creo que tengo más sueño que de costumbre. No puedo estar triste, estoy en mi práctica profesional, debo ser la estudiante que esperan que sea, debo sonreír, debo calmarme. Observo a las profesoras, trato de comprender cómo ser como ellas. Se saludan y se preguntan de forma casi automática "¿cómo estás?", y la respuesta automática también, "bien, gracias". ¿Cómo lo hacen para no desgastarse emocionalmente? todos los días es lo mismo.

27 de abril, 2017
Se supone que los antidepresivos demoran en hacer efecto. Ojalá fuera más rápido este proceso. Ojalá se fuera esta tristeza tan pesada que me paraliza, no me permite caminar. Mi cuerpo es tan pesado. Hoy no hice esfuerzo físico, pero se siente como si hubiera corrido una maratón. Me duele cada parte de mi cuerpo y de mí ser.

04 de mayo, 2017
Extraño encontrar felicidad en el viento que desordena mi cabello, en ver las flores y árboles danzar con él, en mirar el cielo azul. Hay tanta belleza a mi alrededor que ya no puedo ver. Es como si estuviera cegada, por favor, necesito ver otra vez.

06 de mayo, 2017
Hoy estoy en la tranquilidad de mi casa, soy feliz acá. No tengo que aparentar nada con nadie. Estoy sola, he aprendido a estar sola y me reconforta. La presión de ser alguien que no soy es lo que me va matando día a día. Desearía un día dejar de fingir y ser yo misma.

07 de mayo, 2017
Amo enseñar, amo a los niños. El problema es que no puedo sociabilizar como quisiera. ¿Qué es lo que no me deja conversar con las personas? ¿por qué no puedo ser como todos? Desde muy pequeña que me pregunto lo mismo, y ruego a Dios que me ayude, que me cambie. Nunca sucedió. Pasan los años y siento que no avanzo.

10 de mayo, 2017
Hoy tuve una crisis de llanto, no sé si este concepto existe, pero así fue. Me duele el corazón, el alma. Necesito que alguien me salve. 

15 de mayo, 2017
Nadie me va a sacar de este oscuro lugar en el que estoy. Si no me salvo yo, nadie lo hará. Y está bien, me acostumbré a estar sola. Quizás ese es el problema. Hay días, como hoy, que analizo todo lo que he vivido y trato de encontrar una explicación a mi forma de ser. 

22 de mayo, 2017
Hoy fue un día que quisiera olvidar en este mismo instante. Pero sé en el fondo que ha marcado mi vida para siempre. En resumidas palabras, las profesoras del colegio donde hago la práctica le dijeron a mi supuesta amiga que es posible que yo sea asperger. No entiendo nada. Me duele, tengo pena y rabia con ellas, con mi amiga. ¿Por qué me siento así? No sé qué debo hacer ahora. Nunca había pensado eso de mí. Sé que soy diferente, pero asperger nunca lo pensé.

23 de mayo, 2017
Anoche no dormí pensando en todo, en mí, en mi infancia, todo lo que he tenido que pasar. No quiero volver a ese colegio, no quiero ver a esas profesoras ni a mi amiga. Cómo pudo dejar que hablaran de mí esas personas que no me conocen, que solo me ven en un contexto.

29 de mayo, 2017
Cada día es un infierno para mí. Tener que estar en un lugar donde no puedo ser yo misma es la peor sensación. Estoy dudando de lo que estudié. No es porque no me guste enseñar, es que cómo va a ser después si ahora no puedo conversar con las personas. Quizás cuando sea la profesora y no la estudiante el trabajo sea diferente y pueda tener amigos y amigas. Quizás lo pueda lograr, ya he llegado hasta acá, he gastado mucho dinero en los estudios, estos años han sido agotadores pero tengo que ver el lado bueno de todo, puede que no siempre sea así.

01 de junio, 2017
Hoy quería conversar con la jefa de UTP. Ella me dijo una vez que cualquier cosa podía buscarla. Quería contarle, desahogarme un poco y decirle lo que me había pasado con las profesoras. Pero puede que se vea mal. A veces me cuesta mucho saber si lo que quiero hacer o decir está bien o mal, y no sé a quién preguntarle porque no hay nadie que me comprenda. A una amiga más cercana le conté que dijeron que era asperger, ella me dijo sin pensarlo, que no creía que fuera así. Me siento mal. Voy a hablar con la profesora de la Universidad, ya no puedo más con esto.

06 de junio, 2017
Después de conversar con la profesora de la universidad, me siento un poco más tranquila. Me contó que en la misma universidad hay profesores que son asperger, y a algunos no les gusta sociabilizar mucho, y nadie les dice nada. Eso me tranquilizó. Pero yo no soy asperger, no quiero serlo.

16 de junio, 2017
Llevo dos sesiones con la psicóloga que me derivó la universidad. Estoy mejor, puedo contarle a alguien lo que me pasa. Hoy tuve la segunda sesión y ella me dijo que no parezco tener asperger.

19 de junio, 2017
Ya casi termina la práctica profesional, siento un peso menos en mi interior. Ya queda tan poco, siento que me fue mal, pero ya quiero terminar, no importa la nota que tenga, no quiero estar más en este lugar.

26 de junio, 2017
Y fue como pensaba. No tuve una muy buena nota. En mi carpeta decía que habían muchas cosas que me faltaban, principalmente ser más sociable y más entusiasta. Si supieran todo lo que me esfuerzo cada día por sonreír. Nada de lo que he hecho ha servido. Ya no quiero más. Voy a dejar la fluoxetina, no me sirve de nada, solo me vuelve más agresiva, es lo que concluí.

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28 de febrero, 2019
Ya pasaron dos años desde que escribí en este diario. Ahora tengo una hija, es tan pequeñita y linda. Alegra mis días. Me gustaría poder jugar más con ella. Ojalá pudiera controlar mi cuerpo y hacer que se sintiera vivo para poder jugar.
Ya no estoy tomando antidepresivos, creo que duré unos pocos meses con la Fluoxetina. Sentía que quería romper todo, me sentía muy agresiva con todo y todos. En una ocasión me tomé varias pensando que así se me pasaría más rápido la tristeza. Qué tonta, solo tuve un dolor horrible de estómago, lo demás siguió igual.
Estoy pensando en esta vez ser más constante con el tema de los medicamentos. Fueron pocos meses. Nunca vi los resultados que debían ocurrir. Cuando tenga dinero quiero buscar un psicólogo o un psiquiatra.
Hace poco encontré un trabajo, fui a la entrevista donde habían cuatro personas frente a mí. Nunca había estado en una situación así. Salí creyendo que me había ido mal, como siempre. Pero a la semana me llamaron, tenía el trabajo. Es en otra ciudad así que por esta semana estoy viajando. Es una hora, no es tanto pero es agotador. Llego un poco tarde y como mi hija es pequeña y aún le doy pecho, es difícil poder sacarme leche en el trabajo y en el baño. Estoy buscando una casa para arrendar cerca del trabajo. Hoy hablamos con una arrendadora, ojalá nos elija, sería ideal.

04 de marzo, 2019
Y nos cambiamos de casa. Fue un fin de semana muy agotador, aun me faltan muchas cosas que desempacar, cajas por abrir y cosas que encontrar. Pero lo importante es que estamos acá. Hoy fue mi primer día donde no tengo que viajar, me sentí aliviada porque puedo estar más tiempo con mi hija.
Los días en el trabajo han sido un poco angustiantes emocionalmente, y con mucha incertidumbre porque no sé qué es lo que va a pasar al día siguiente. Es todo nuevo y el colegio es grande. Me pierdo con tantas escaleras y pasillos, pero sé que es parte de empezar algo nuevo. Aunque estoy asustada por no ser lo que esperan que sea. Lo que me tranquiliza es saber que soy yo la profesora, ya no soy la estudiante que debía acotar las normas de la profesora guía de la práctica profesional. Soy yo la que decide qué actividades realizar con los niños, el material que elaborar, las cosas qué decir. Puedo organizar mis tiempos, me siento realizada, soy una profesora al fin, lo logré. 

05 de marzo, 2019
Necesito escribir porque no sé cómo ni con quién expresar esto que siento. Tengo miedo. No quiero que me miren y se den cuenta de lo que mucho que me cuesta conversar. Trato de memorizar temas de conversación. Puedo agregar ahora el tema de los hijos, tengo a una bebé y puedo conversar de eso con las personas que tengan hijos. De música no puedo hablar mucho porque no veo que les guste la misma música. De libros tampoco creo que puedo hablar en mi sala con los profesores con los que estoy todo el día. Debo pensar en ideas y anotarlas para no olvidarlas.

06 de marzo, 2019
Ahora escribo seguido porque nadie entiende lo que siento. En la casa me dicen que es fácil conversar con las personas de cosas básicas. La gente no entiende que no es que no quiera, es que no puedo. Me esfuerzo, de verdad que lo hago. A pesar de que mi corazón se acelere al momento de tener que mantener una conversación, y mi cuerpo tiemble y mis manos suden, a pesar de todo lo intento. Pero siento que no lo logro del todo. Aun no he hecho ningún amigo ni amiga, y veo que ya se formaron grupos dentro de la sala de integración. ¿Por qué las personas tienen que formar grupos? si no fuera así, sería más fácil para mí.

07 de marzo, 2019
A veces pienso que no les caigo bien porque soy muy callada, o porque no tengo problemas para estar sola. El problema es que no puedo sociabilizar como me gustaría, pero ellos no lo saben. Sé que hablan de mí y eso me hace sentir mal. 
Estos días ha vuelto el pensamiento del autismo. ¿Y si las profesoras tenían razón y tengo algunas características? ya no tengo miedo de serlo, creo que sería un alivio, me dejaría de sentir culpable por ser diferente. Podría contarles que quizás lo soy.

08 de marzo, 2019
Con respecto a lo último que escribí, en un momento en que hablaba con la coordinadora del PIE le mencioné que yo podía ser asperger, sorpresivamente ella me dijo que no parecía.

12 de marzo, 2019
Una nueva semana, me encanta enseñar, me encantan los niños. Me gusta jugar con ellos, hablar de juegos, escuchar lo que tienen para decir, sus historias, que me abracen y que sientan confianza en mí. Sé que no me equivoqué en estudiar para enseñar, solo está el problema de hablar con los colegas. Hoy fue un buen inicio de semana, por favor, que todos los días sea así. No te desanimes, me repito todo el tiempo.

16 de octubre, 2019
No pude más. Hoy me fui del trabajo. No podía controlar las lágrimas estando en la sala de integración, pero creo que nadie lo notó. Siento un dolor de cabeza inmenso, y dentro de mí un vacío. Me siento mal, culpable, me detesto por no lograrlo. Fui al Psiquiatra y me dio licencia. La depresión empeoró. Tengo tanto pánico, no quiero volver a un colegio nunca más.

28 de octubre, 2019
El Psiquiatra me recetó Sertralina. Espero que funcione. Quiero sentirme mejor.

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12 de noviembre, 2022

Tuve una entrevista de trabajo en un colegio que queda cerca de mi casa. Era un reemplazo de un mes, así que estaba bien. Solo tenía que organizar un poco las cosas en casa para el cuidado Lunita.

En la entrevista me hicieron las preguntas que siempre hacen, pero algo fue distinto, pues, cuando me dijeron “cuéntame quién eres”, yo dije “soy autista”. Por primera vez en mi vida le dije a alguien, a dos personas que no conocía. Sentí nervios, arrepentimiento, miedo, todo en unos pocos segundos. No sabía qué me iban a decir, y para mi sorpresa, me dijeron que les contara más sobre ello, sobre el proceso de evaluación hasta llegar al diagnóstico. Me gustó poder contarlo, me sentí liberada. Y no me miraron ni me hablaron diferente luego de contarlo. Me sentí muy cómoda en ese lugar, deseaba poder obtener el trabajo. En la tarde me llamaron para citarme a otra entrevista al día siguiente, eso quería decir que lo había hecho bien, me sentí muy bien conmigo misma, lo había logrado.

Fui a la entrevista muy feliz, ahí me comentaron que les interesaba que hiciera el reemplazo, a lo cual acepté. Me mostraron el colegio, conocí a la otra profesora con la que iba a trabajar. Era un lugar muy cómodo, me gustaba.

Al otro día, el primer y único día de trabajo en ese colegio, fui muy entusiasmada por comenzar en un lugar nuevo. Siempre con el miedo de no ser suficiente, pero esta vez necesitaba mucho el dinero, no podía arrepentirme y dejarlo todo. Pero lo que pasó fue que, al estar en ese lugar recordé lo mal que lo pasé en el último trabajo. Recordé las mañanas que caminaba llorando porque no quería entrar, no podía ser como las demás personas y eso me dolía.

Me gustó conocer nuevos alumnos, me gustó poder apoyarlos y saber que podía ayudarlos mucho más durante el tiempo que estaría trabajando ahí. Como siempre, me esforcé todo lo que pude, en algunos momentos en el recreo iba al baño para poder respirar tranquila, no me sentía triste, pero sí un poco agotada por tener que sonreír, asentir todo el tiempo. La persona con la que debía trabajar era de las personas que no escuchan, solo hablaba, y eso me dio un poco de miedo, no iba a poder comunicar mis ideas si era siempre así. Pero a pesar de ello iba a seguir. Saludaba y sonreía a todo el que veía. A veces me sale natural cuando la depresión no está presente, esos son los mejores momentos de mi vida.

No iba a ser tan difícil, trabajo administrativo, confeccionar material, apoyar a los alumnos en clases, planificar actividades en aula de recursos, firmar el libro cada vez al salir y al entrar, revisar los correos del colegio, de vez en cuando ir a la sala de integración para que supieran de mi presencia, decir alguna frase cotidiana a la profesora de básica, reír cuando correspondiera, mirar a los ojos cuando me hablaran. Pero el miedo me ganó esta vez. Me di cuenta de que soy mi peor enemiga. Ni siquiera sentí que me presionaran a ser una persona determinada, solo era yo la que no se aceptaba.

Todavía no estoy lista, me apresuré demasiado. Aun no supero todos los momentos de mi vida en que he tenido que fingir. Quiero empezar de nuevo, pero no sé cómo hacerlo. Quisiera poder olvidar todo, o que no dolieran los recuerdos. Ojalá mientras escribo estas palabras, se fueran borrando de mi vida los recuerdos malos, sería mágico.

Hoy entendí por qué tengo tanta rabia acumulada hacia las personas. Es porque los envidio y a la vez me enoja que se quejen por todo, veo sus problemas y todo tiene solución. Pueden comunicarse normal, pueden conversar con otros sin problemas, pueden trabajar con grupos de gente y no tienen dificultades para interactuar con los demás. Lo tienen todo y no se dan cuenta. Eso es lo que envidio de las personas. Todavía necesito aprender a amar y aceptar mis debilidades.

Lo bueno de saber por qué uno es quién es, la importancia del diagnóstico. Cada día me voy conociendo más. Aún queda mucho camino por recorrer, pero ya no estoy en la incertidumbre.

¿Por qué decides sentar tu alumno con hiperactividad apartado de otros niños?

Querido Profesor,

¿Por qué decides sentar apartado de sus compañeros a aquél niño que necesita moverse?

Suena fuerte pero es una realidad que se vive en las escuelas.
Si usted es profesor/a NO HAGA ESTO. NO es una estrategia, NO es sano para ningún niño, NO enseña nada.

Los niños no aprenden más o mejor estando sentados toda la hora de clases. Y lo más importante, las personas autistas y/o TDAH necesitan moverse para regularse. Como algunos necesitan su tiempo estando tranquilos, otros necesitan el movimiento. Limitar la regulación sensorial es el problema, no moverse.

Siempre dicen "son más de 30 alumnos en la sala, no se puede enseñar a todos diferente". No es enseñar diferente, es enseñar diversificado. Recuerde el DECRETO 83, no es solo para "los niños del PIE", es para todos los estudiantes y es su deber enseñar de acuerdo a cada estilo de aprendizaje.

Discapacidad no es una mala palabra

Al inicio de la historia de la humanidad, la discapacidad era vista desde el ámbito religioso, luego rehabilitador, y hoy desde el modelo social, es decir, vista como la persona no solo por su discapacidad, si no también como un conjunto de habilidades, competencias, recursos y potencialidades, si se le brindan los apoyos necesarios.

En relación a ello, la definición de discapacidad según la OMS es considerada como“un fenómeno complejo que no contempla al individuo de forma aislada, sino en su interacción con la sociedad en la que vive.  Esta definición reconoce el contexto social como factor determinante en la discapacidad de una persona."

Si analizamos lo anterior y pensamos en las personas en general, nos daremos cuenta que todos tenemos necesidades de apoyo. Todos los individuos requieren de algo para poder realizar diversas actividades. Unos más, otros menos, pero existen las necesidades de apoyo en la población en general. Porque somos seres humanos, no somos perfectos. Por lo que, decir discapacidad no es un insulto, no es mirar en menos a otro. Es problematizar una situación, es hacer visible a las personas que necesitan más apoyos y con esto promover que la sociedad es la que se debe adaptar, y no al contrario.

Sin embargo, existe mucho rechazo a la palabra discapacidad. Cuando pensamos, por ejemplo, en la Credencial de Discapacidad para una persona autista. Se cree que al solicitarla estaremos etiquetando a un niño o joven autista como persona con discapacidad, y el temor a ello limita el recibir más apoyos y que el estado reconozca a la población autista, que existe, y para ello debe crear nuevas políticas que nos beneficien. Aún existen diversas barreras para los niños en el ámbito escolar y social, y para los adultos, principalmente, en el ámbito laboral. Por ello, es importante comprender que discapacidad no es una mala palabra. Sé que es difícil cambiar nuestra forma de ver las cosas porque existe mucha segregación con las personas con discapacidad y las personas autistas, yo misma al inicio de mi etapa profesional no mencionaba en el trabajo que soy autista porque sabía que iban a subestimarme. Pensaba que iban a creer que mi trabajo sería menos valorable al comentar que soy autista, o que sería menos capaz que otros. Pero no es así. Ser autista no me hace menos, y esconder quién soy a la larga puede ser peor, ya que adaptarse a un sistema rápido, rígido, estructurado, es agotador emocional y sensorialmente. Por ello, si no expresamos y visibilizamos nuestras características, dificultades, seguiremos siendo invisibles por miedo a ser menospreciados. Los cambios son lentos, pero podemos empezar cambiando la forma de ver la discapacidad.

Señales de Autismo

Todos los días veo publicaciones sobre los signos/señales/síntomas de autismo, esto en tono preocupante, o de alerta. Comprendo que sea para poder obtener un diagnóstico temprano y poder intervenir antes, y eso está muy bien. Pero también cuando veo cosas así, siento que solo se centran en las características (ojalá se usara esta palabra y no señales/signos/síntomas) de las personas autistas desde una mirada negativa. Sé muy bien todas las dificultades que se puede tener, porque las he vivido y vivo (como he dicho en otras ocasiones, se es autista por siempre, no es algo que desaparece cuando eres adulto/a.) Sin embargo, muchas veces no se menciona que esas dificultades no serían dificultades si se miraran como lo que realmente son; diversas formas de comunicarse y comunicar las emociones, diferentes formas de ser, de escuchar, de hablar. No existe un prototipo de normalidad cuando hablamos de personas, pues, todas con sus características, son únicas. Por ello, hice esta lista de "señales" de autismo pero desde una mirada no excluyente.

Nota: la imagen inicial es para graficar lo que están haciendo con cada publicación de "signos de autismo". Lo cual no es correcto, pues infunde temor, preocupación.

 
 

  

Rabietas que no son rabietas

No existen las conductas o comportamientos disruptivos, violentos o agresivos por autismo. Esto es algo que se tiene muy arraigado, el creer que es una característica del autismo.
Las “rabietas” o “problemas de conducta” como suelen llamarse, son manifestaciones conductuales que se observan muchas veces como llanto, gritos, patadas, golpes, entre otras.
Cómo intervenir siempre dependerá de cada persona, recordemos que es un espectro. Sin embargo, hay factores importantes considerar, y acá menciono algunos.
 
 
 

 

 

Si a los adultos les cuesta adaptarse a las situaciones nuevas, imagina un niño o niña que está en desarrollo. E imagina si ese niño/a es más ansioso/a, más tímido/a, o se le dificulta más comprender los cambios y por qué suceden estos. 

No es fácil tener que adaptarse a un mundo donde todo debe ser rápido, y sentir la presión de ser ese tipo de persona puede causar ansiedad. 

Si tu hijo o hija no quiere saludar de beso a otra persona, no lo presiones a hacerlo, tiene todo el derecho de decir que no, y esto no significa que sea mal educado, pues, hay otras formas de saludar que pueden hacerlo sentir más cómodo/a. Lo mismo con los abrazos, si se siente incómodo con los abrazos que por tradición se dan en año nuevo, no lo presiones si no quiere hacerlo, no imaginas el peso que le estarás quitando de encima. A veces no es que no nos gusten las fiestas de fin de año, es que no estamos cómodos donde estamos porque el ambiente nos afecta sensorial y emocionalmente.

Aunque todos los años son las mismas fiestas, todos los años puede causar la misma ansiedad. Es por ello, que, anticipa y conversa esto con tu hijo/a, cuéntale lo que viene, que llegará familia a la casa, que habrán más ruidos, música que provenga de diferentes lugares (esto puede causar sobre-estimulación), más conversaciones en su hogar, más personas en los lugares públicos que visiten, como, el centro, mall, restaurantes, etc. Que quizás le harán preguntas sobre él, sobre como le ha ido en la escuela u otros temas, y que puede responder lo que lo haga sentir cómodo, y que si no quiere hacerlo, que lo diga, que no debe temer o aparentar ser alguien que no es. Recuerda que esa presión a camuflarse es lo que produce ansiedad. Es su hogar, los que tienen que adaptarse son los que llegan.

Y si puedes, enseña a las personas que te rodean, que no todos tienen la misma personalidad, por lo que no todos van a responder igual, ni harán las cosas al mismo ritmo que otros. Y eso no está mal, es solo que todas las personas somos diferentes, esa es la normalidad.

Es por esto, que, si eres madre/padre o familia de un niño, niña o joven que es más introvertido, que quizás le cuesta un poco más salir a saludar a las visitas, brinda la tranquilidad de hacerlo a su ritmo, sin prisas. El hogar debe ser un lugar donde el niño se sienta seguro y protegido. Que pueda ser él mismo. Ya el mundo te presiona para ser de una determinada forma, que el hogar no sea igual.

Interacción Social

 No había escrito sobre esto porque es mi mayor dificultad, y es difícil hablar/escribir sobre lo que a uno le cuesta más. Pero he comprobado que hablar de las cosas que nos dificultan nos hace bien, nos libera. Es por ello que quiero contar un poco de mi vida en relación a este ámbito, y también, quizás poder ayudar a alguien que ha pasado o pasa por lo mismo. Es bueno saber que no estamos solos/as luchando, que hay más personas que se sienten ajenas a este mundo.

Cuando era pequeña hablaba muy poco, y cuando debía comunicar algo que quería, lo hacía mediante gestos, señalaba o le decía al oído a mi mamá. Solo tener que saludar a alguien me producía mucha ansiedad. Con los años se fue incrementando la ansiedad, empezaron los dolores de estómago, luego de espalda, dolores de cabeza, me fui aislando cada vez más. Observaba a las personas y veía que ellos podían conversar tan bien, era muy fácil para ellos y yo no podía. Deseaba ser como las demás personas, era algo que me dolía. Muchas noches me dormí de tanto llorar por ello, sola en mi habitación me culpaba por mi forma de ser.

Ir al colegio, para mí fue un infierno, no puedo adornar esta etapa de mi vida. Nací en una época donde a penas se escuchaba hablar de autismo, y lo que se sabía era muy segregador. El sentirme diferente hizo que me alejara cada vez más de las personas. Siempre me repitieron que debía hablar más, que debía sonreír aunque no lo sintiera, que no debía "poner caras", lo cual nunca hice con intención, no era consciente de estas cosas. Y no saber cómo cambiar estas cosas de mí me frustraba cada vez más. 

Mis compañeros del colegio me observaban y murmuraban, nunca entendí por qué ser callada era algo malo, y al final me lo creí, y mucho tiempo me sentí mal por ser yo misma. No fue hasta que descubrí que soy autista, que comprendí todo. Y aún así es difícil olvidar ciertas cosas que nos marcaron, ahora no debo mentalizarme con "debes hablar para no parecer rara", ahora debo mentalizarme con "se tú misma, no tienes que presionarte a fingir". Porque el intentar sociabilizar es lo que produce ansiedad, frustración, y con el tiempo puede conducir a la depresión.

La interacción social es algo que, sinceramente, no sé si un día vaya a lograr completamente porque es parte de mí, es parte de quien soy y soy autista, no es algo que pueda cambiar. Lo que sí puedo es aceptar mis dificultades y no presionarme a ser alguien que no soy. Porque no sería una dificultad si no hubiese sentido la obligación de ser una persona sociable, o creer que hablar más es mejor que hablar lo justo. Si la sociedad no nos presionara a ser personas sociables porque es lo "normal", no nos sentiríamos frustrados/as por algo que puede también ser parte de la norma, el hablar poco, el comunicarse solo cuando encontramos necesario hacerlo, también está bien.

Hipersensibilidad Auditiva

 


La hipersensiblidad auditiva es la excesiva sensibilidad del oído a los ruidos fuertes, o bien, a frecuencias determinadas que al resto de personas les parecen normales.

Hay niños que no soportan los ladridos de los perros, además de ser incómodo y hasta doloroso, es atemorizante, pues lo saca de su tranquildad. Caminar por las veredas es una actividad natural y cotidiana que se vuelve frustrante para muchos niños/as. 

¿Cómo puedes ayudar? ¿Quieres ser realmente inclusivo y no sabes cómo? Puedes enseñar a tu perro a que no le ladre a los niños/as que caminan por la vereda, aunque no lo creas esto se puede enseñar. No sabes lo mucho que estarás ayudando.

Adecuarnos

 Ojalá un día la gente comprenda que las personas autistas, o cualquier persona con alguna condición o discapacidad, no son las que se deben adaptar a este sistema. Es agotador ver que muchas veces la propia familia y profesionales de la educación siguen pensando que debemos adecuarnos, cuando al contrario de ello, es la escuela y el contexto el que se debe adaptar, porque es el entorno el que nos limita con tantas barreras. 

En momentos cuando dejo de creer en todo, me digo a mi misma: "piensa en los niños". Y recuerdo que todo es por ellos, todo lo que informo es por ellos, para que aunque sea a unos pocos llegue el mensaje desde mi experiencia siendo autista.  Todo lo que informo es porque lo viví durante toda mi vida, y porque a parte, estudié pedagogía, trabajé en colegios, conocí el sistema educativo como estudiante y como docente. Por ello escribo/hablo con convicción. 

También tengo dificultades como muchos más. Nací en una época donde poco o nada se hablaba de autismo, y lo que se sabía era muy segregador, por lo que no me quedó de otra que intentar adaptarme, y eso me generó muchas comorbilidades porque no podía ser yo misma.

Ojalá ningún niño/a tuviera que pasar por todo lo que viví yo. Estamos en otros tiempos, pero aún se cree lo mismo que años atrás.

Y no vamos a avanzar nunca si seguimos pensando que la sociedad siempre se va a quedar igual, que "nadie va a ser inclusivo porque la gente es así", o que "mejor que los niños usen audífonos porque nadie va a cambiar". Y comprendo bien, porque es así, la gente puede ser egocéntrica, solo reacciona cuando algo le afecta, pero no cuando los demás igual la pasan mal. Sin embargo, sé que si todos pensamos así, realmente nunca vamos a hablar de la verdadera inclusión, y solo será una palabra muy usada por todos, pero vivida por pocos. Por eso los invito a creer que podemos lograr cambios partiendo por cambiar la forma de pensar y hablar. El lenguaje construye.

Autismo y Depresión

 La depresión es una comorbilidad en la condición de Autismo, no en todos, pero sí en la mayoría de los casos. Esto se debe a varios factores, pero principalmente a la no aceptación de la diversidad de personas y sus cualidades, pues, si la sociedad dejara de segregar por no ser parte de la norma social, podríamos prevenir muchas depresiones. 

Quiero contar un poco sobre mí con respecto a la depresión. Este es un concepto que había escuchado en la adolescencia, pero no fue hasta mis 17 años que me la diagnosticaron. 

En mi familia siempre fue un tabú hablar de ello, por lo que la detección fue muy tardía. Toda mi vida me sentí diferente a los demás, y la no aceptación de mi forma de ser en la escuela y en el hogar, generaron un sentimiento de desolación que duró muchos años. 

La segregación y no aceptación por parte de las personas que me rodeaban, me condujeron a sentir culpa por ser como era. Trataba de adaptarme en la escuela, memorizaba diálogos que terminaban en el fracaso, pues, a pesar de esforzarme constantemente, no podía sociabilizar con mis compañeros.

El descubrir que soy autista me ayudó a comprenderme y dejar de culparme. Por esto es tan importante la detección temprana y poder intervenir a tiempo. Si eres docente y ves que tu estudiante muestra señales de depresión, no dejes pasar el tiempo y busca la forma de poder apoyarlo. Si eres padre o madre de un joven que muestra señales o que ya tiene depresión, brinda un hogar de aceptación y la libertad de poder ser él o ella mismo/a.